23 dic 2009

Valoración fisiológica del tenista: test específicos

Esta entrada reproduce los contenidos iniciales del capítulo "Valoración fisiológica del tenista: test específicos", del libro "VI Curso de medicina y traumatología del deporte: Tenis" cuyos coordinadores son Fernándo Jiménez Díaz y Arturo Caballero Carmona, editorial Junta de Comunidades de Castilla la Mancha ISBN: 978-84-612-8361-3. Como coautor del capítulo, reproduzco en esta entrada una versión "beta" de la primera parte en la que se abordan los apartados: Perfil fisiológico del tenista; y Perfil antropométrico del tenista. El capítulo se construye como una revisión y reflexión sobre los datos, la capacidad, y las propuestas para valorar los aspectos condicionales del tenista dentro de los trabajos publicados en la literatura. Para los interesados en todo el contenido, y evito así  una entrada muy extensa, podéis pedir dicho capítulo contactando por aquí. Espero que resulte interesante:

Valoración fisiológica del tenista: test específicos 
Dr. José Gerardo Villa Vicente - Dr. José Antonio Rodríguez Marroyo
D. Rubén Calvo Téllez - D. Guillermo Gutiérrez García

Paradójicamente con la amplia extensión y práctica del tenis, no son muchos los trabajos que abordan los aspectos fisiológicos que el jugador de tenis demanda en su actividad deportiva. Y de los trabajos más relevantes que los analiza, es de destacar la alta participación de autores españoles que están vinculados a la Real Federación Española de Tenis (RFET), Federación Internacional de Tenis (ITF), CAR de Barcelona o a diferentes Universidades.

1.-Aptitudes físicas del tenista 
A la hora de valorar el perfil funcional de los tenistas, necesario para mejorar su entrenamiento y rendimiento, así como para seleccionar a los mismos, es necesario conocer aquellas aptitudes físicas que influyen o son determinantes en la ejecución o rendimiento del tenista. (Figura 1).


Figura 1.-Aptitudes físicas para la ejecución del tenis (Kovacs, 2007)


2.-Perfil fisiológico del tenista
Kovacs (2007) deja claro que el tenis se caracteriza por una actividad anaeróbica predominante que requiere, a su vez, altos niveles de condición aeróbica para evitar la fatiga y ayudar a la recuperación entre los puntos. Este mismo autor, en el año 2006, a través de pruebas de esfuerzo, refiere consumos máximos de oxígeno (VO2max) de 60ml/Kg/min, los cuales en principio no parecen ser altos. También Fernández y cols (2006), mediante analizadores de gases portátiles portados en simulaciones de partidos establecen que un partido de tenis se disputa con intensidades cercanas al 70% del VO2max.



Figura 2.-VO2máx en tenistas en condiciones de laboratorio y en la propia pista (Fernández y cols, 2006).

Referida la intensidad de esfuerzo como frecuencia cardiaca media (FCmed) y máxima (FCmax) de un partido de tenis, en la literatura se ha descrito que se disputan a una media 150 pulsaciones por minuto (ppm) y alcanzan FCmáx de 190-200 ppm, si bien se han descrito con variaciones de las mismas dependientes de factores como: la superficie de la pista, las condiciones ambientales, la deshidratación o estrés térmico, la situación de juego (sacando/restando) o si el partido es de individual o dobles (Kovacs, 2007). Factores todos ellos a tener en cuenta a la hora de analizar los resultados. No obstante la media de la mayoría de estos estudios viene a establecer que se compite a un 80% de la FCmáx.

Por otro lado, al observar la concentración de lactato en sangre en los tenistas tras un partido, ésta suele ser baja, del orden de 3-4 mmol/l (siendo éste el valor más alta descrito por Fernández y cols, 2006). A medida que los estudios van avanzando cronológicamente, se observan valores en los que la intensidad parece ser un poco más alta, si bien, con percepciones de esfuerzo en la escala de Borg de 12 ó 13 (Fernández y cols., 2006), lo que significa que perciben es esfuerzo como poco duro (Figura 3). Lo más probable es que si alguien que ha jugado un partido de tenis percibe el esfuerzo como que no es muy duro, es que o bien estará muy bien preparado físicamente o, que en realidad, no es tan alta la intensidad de juego.
Otros análisis vienen a confirmar que el entrenamiento y la intensidad de esfuerzo es cada vez mayor habida cuenta de que, atendiendo a un orden cronológico en los estudios realizados (Figura 3), la duración de los puntos en un partido de tenis son cada vez son más cortos (8-10 segundos). Como consecuencia de esto, según los datos presentados por Fernández y cols. (2006), el dinamismo es mucho mayor y el tiempo efectivo de juego se encuentra en un 20% (rango del 16.4 al 27.9), con un ratio de trabajo-descanso de 1:2 aproximadamente (rango 1:1.7 y 1:2,6). Por lo tanto, los tenistas de competición necesitan una mezcla de habilidades anaeróbicas tales como la velocidad, agilidad y potencia, combinadas con una alta capacidad aeróbica de base que le permita realizar un esfuerzo intermitente, recuperando en las interrupciones. Es el efecto acumulativo de los repetidos esfuerzos de alta intensidad a lo largo del partido o torneo lo que altera el equilibrio homeostático e impone limitaciones al rendimiento.


Figura 3.- Duración media de un punto en diferentes investigaciones referenciadas por orden cronológico (Kovacs, 2006)

En definitiva el Tenis es un deporte intermitente donde se alternan periodos de alta intensidad (de 4 a 10 seg) y periodos de recuperación cortos (de 10 a 20 seg), interrumpidos por periodos de mayor duración (de 60 a 90 seg). Por lo general, la duración media de los periodos de trabajo y descanso durante un partido es de 5 a 10 seg y, de 10 a 16 seg, respectivamente, con una relación trabajo-descanso de 1:2.


3.-Perfil antropométrico del tenista
Pero la Fuerza que genera un tenista en el hombro y brazo son el resultado de una cadena cinética que se origina en los pies, sube por las piernas, llega al tronco, pasa la hombro y brazo y, por último, se descarga en el golpeo de la bola en la raqueta. Gracias a esta cadena cinética son posibles saques o servicios a 210 Km/h, así como restos y golpes de fondo de 100-150 Km/h. En ello no hay que olvidar que la antropometría de los mismos puede jugar un papel relevante.
No obstante son pocos los estudios antropométricos con tenistas de profesionales y/o de élite. Recientemente se ha publicado un estudio antropométricos por Sánchez-Muñoz y cols. (2007) realziado con jugadores de elite junior, y nos muestra que éstos presentan un somatotipo inmensamente grande, disperso y heterógeneo, tanto en hombres como en mujeres. Lo esperado sería que estos datos antropotrométricos fueran más homogéneos y estuvieran más focalizados ya que, se supone, son los futuros profesionales. De hecho, cuando se comparan, dentro de una muestra de 57 jugadores de tenis junior máculino y 66 femenino, con los 12 mejores de su ranking junior, no se obtienen diferencias significativas, con lo cual, según estos datos, antropometricamente da igual ser el mejor o no, tanto en hombres como en mujeres. De hecho en este estudio se establecen unos percentiles en las variables antropométricas para su categoría y género.


Figura 4.-Percentiles de parámetros antropométricos en los mejores tenistas Juniors de élite (Sánchez-Muñoz y cols., 2007).


Antropométricamente llama la atención que cuando se comparan estos resultados con lo demás publicados en la literatura, el porcentaje de grasa en puestos del ranking nacional en mujeres es del orden de un 20% y del 11% en varones (aunque hay trabajos que refieren un 8%). En cuanto al somatotipo, valores tanto de la selección nacional: 2,9-4,0-3,3 (Solanellas y cols., 1996), como de 5 tenistas aragoneses entre los puestos 50 y 100 del ranking nacional (2,71-4,64-2,62), muestran un somatotipo del tenista claramente mesomórfico. Otros estudios encuentran valores de 5 en el componente mesomórfico, por lo que, antropométricamente todavía hay que aportar bastante, quizás porque la mayor parte de los estudios están realizados con jugadores junior o con profesionales que todavía no están consagrados dentro de la élite mundial.

17 jul 2009

Motion analysis in team sports (vídeo)

Como ejemplo de la importancia del avance tecnológico aplicando los criterios pertinentes de análisis de una modalidad deportiva, agrego este vídeo que nace como buena muestra del trabajo del grupo de investigadores de la Universidad de Ljubljana: J. Perš, G. Vučković, S. Kovačič and B. Dežman.



La "importación-exportación" de conocimientos e ideas desde diferentes áreas de estudio como pueden ser las Ciencias del Deporte y la Ingeniería Eléctrica en este caso - estos investigadores proceden de dichas disciplinas - confluyen en proyectos comunes que pueden ayudar inestimablemente tanto a optimizar el rendimiento de un equipo-jugador/es a través de un mejor análisis de su actividad, gracias a los datos de las herramientas tecnológicas creadas-aplicadas, como a generar conocimiento científico sobre la lógica del deporte estudiado. Confluyendo con estas ideas ya expuestas en la entrada anterior, este tipo de trabajos - este en particular -, creo que son MUY interesantes y muestran el alto potencial de datos a obtener e interpretar; y animo desde aquí, a consultar las publicaciones de este grupo de trabajo Esloveno por sus aportaciones.


26 jun 2009

Motion analysis in team sports

Uno de los problemas planteados en las ciencias del deporte es el análisis objetivo del rendimiento del jugador. Las habilidades físicas se han enmarcado con mayor o menor acierto mediante diferentes test de laboratorio y de campo con los que evaluar determinados momentos de forma, que delimitan el perfil condicional del jugador y ayudan al control de la carga de las tareas de entrenamiento. La posible falta de análisis y retroalimentación del entrenamiento sobre su previsible y posterior efecto en el rendimiento en la competición crea la necesidad de la contextualización y registro de las variables de rendimiento condicional dentro de los episodios de un partido. De esta manera, el comportamiento en competición REGISTRADO del jugador, podrá en una determinada escala de tiempo que propongamos, dar significado y coherencia a las tareas de entrenamiento, que hablando de forma genérica, no tienen otro fin que elevar el rendimiento en el partido. No podemos estar seguros de que las mejoras en determinadas capacidades relacionadas con la condición física en el entrenamiento tengan su traducción en la competición si en esta no podemos mesurar las mismas variables. Variables que forzosamente han de estar suscritas al contexto como han podido observar Lago y colaboradores (2009) donde el resultado de su estudio los datos parecen confirmar que el rendimiento físico de los jugadores de fútbol de elite está condicionado por las variables contextuales del juego. En él, la distancia cubierta por los jugadores a distintas intensidades estuvo siempre influida por una o más variables situacionales, con la localización del partido y sobre todo el marcador como factores más relevantes. Se afirma, que resultará necesario entonces, incorporar las variables contextuales de la competición a la hora de analizar el rendimiento de los equipos en el juego y de proponer ejercicios de entrenamiento capaces de mejorar el comportamiento de los futbolistas en la competición.

De la necesidad de obtener datos de las características competitivas del deporte en cuestión, a un nivel macroscopico, y de la interacción de los modelos-sistemas-tácticas-técnicas en el juego de un equipo a medida que nos acercamos a niveles de análisis más microscópicos, el registro de la actividad y análisis en deportes de equipo (motion analysis in team sports) debe crear la metodología científica e instrumentación tecnológica ad hoc adecuada para cuantificar las variables deseadas. En una interesante revisión de la literatura, Barris y Button (2008) estudian la metodología y sistemas empleados en el análisis por imagen de la actividad en deportes de equipo, que desde este blog animo a consultar para obtener una idea del estado de la cuestión (podéis pedirme el artículo para enviároslo vía e-mail).

Con esta breve visión, invito a que sigamos indagando en el trabajo de numerosos científicos del deporte en torno a este campo, que parece presentarse como una de las llaves para afianzar conocimientos sobre la lógica interna de los deportes y un nexo indiscutible con el proceso de entrenamiento.

Referencias

Lago, C., Casáis, L., Domínguez, E., Martín Acero, R., Seirul-lo, F.(2009) LA INFLUENCIA DE LAS VARIABLES CONTEXTUALES EN EL RENDIMIENTO FÍSICO EN EL FÚTBOL DE ALTO NIVEL Actas del II Congreso Internacional de Deportes de Equipo. Ed Alto Rendimiento.

Barris, S.,Button, C.(2008) A review of Vision-Based Motion analysis in sport. Sports Med 2008;38(12):1025-1043

24 ene 2009

Acelerómetros (vídeo): una inquietud

En mi opinión, el posible futuro (y presente) de la cuantificación de las cargas competitivas y gran parte del entrenamiento. He escogido este vídeo, no por el modelo/marca de la tecnología en cuestión, si no por lo ilustrativo de su utilidad. Confieso que para mi, es una inquietud constante las posibilidades de aplicación al rendimiento, y la aparición de sistemas de acelerometría y software específico de valoración en el entorno de los deportes colectivos.

18 ene 2009

¿Existe una carga óptima para el entrenamiento de la potencia? (III) En contra (Con)

Segunda parte del artículo (ver primera parte e Introducción en las dos entradas previas de Enero)

Does an Optimal Load Exist for Power Training?
Author(s):

Cormie, Prue MS, CSCS1; Flanagan, Sean P PhD, ATC, CSCS2

Section Editor(s): Chiu, Loren ZF MS, CSCS, Column Editor

Issue:
Volume 30(2), April 2008, pp 67-69
Publication Type:
[OTHER FEATURES: Point/Counterpoint]
Publisher:
© 2008 National Strength and Conditioning Association
Institution(s):
1Edith Cowan University, Perth, Australia 2California State University-Northridge, Northridge, California

SUMMARY

MECHANICAL POWER CONTRIBUTES TO SUCCESS OF MOVEMENTS RANGING FROM ACTIVITIES OF DAILY LIVING TO SPORT TASKS. RESEARCHERS HAVE ATTEMPTED TO DETERMINE THE LOAD THAT MAXIMIZES MECHANICAL POWER. HOWEVER, DOES TRAINING AT THIS LOAD MAXIMIZE POWER ADAPTATIONS?

CON

Power is an instantaneous quantity derived from the product of force and velocity. Velocity refers to the speed of the moving body, not how quickly force is developed. Because of the inverse, nonlinear relationship between force and velocity during concentric muscle actions (as force increases, power decreases and vice versa), maximum power occurs at neither maximum force nor maximum velocity—but an optimal interaction between the 2. A prevalent training theory, backed by some early research, suggests that training at loads that produce the highest power outputs will lead to the greatest increases in ability to produce power during athletic performance (6). The optimal load for developing power has, as a result, in many ways become the Holy Grail of resistance training programs. However, there are at least 4 compelling reasons to give up this quest.

First, there is no definitive answer as to what the optimal load to develop power ought to be. There is considerable variability in the load found to maximize power output. Maximal power outputs have been reported to occur at loads as low as 10% of a 1 repetition maximum (1-RM) (8) to as heavy as 70% of a 1-RM (1). This large variability may be explained by the potential problems associated with measuring peak power and even the very nature of mechanical power in human movement itself.

Methodological inconsistencies associated with identifying loads producing peak power outputs are abound (3). Power can be calculated using displacement-only data, force-only data, or a combination of the two; each method has its own errors and limitations. Decisions to treat the subject and the external resistance as either a single system or 2 separate systems, to analyze all planes or just the predominant plane of movement, and even the determination of which/how many loads to use, have not been standardized and prevent a clear relation between load and peak power from being ascertained.

Even if a clear relationship between load and peak power can be identified, it is unlikely that a single load will produce peak power that is substantially greater than all others. Power is the instantaneous product of force and velocity. Theoretically, power may be the same for two different loads because the movement velocity would be higher for the lighter load, yet lower for the heavier load. Practically, there were no significant differences between power outputs achieved during jump squats with loads between 48% and 63% of a 1-RM (2). Similarly, there was no difference in power outputs during hang power cleans performed with loads between 50% and 90% of 1-RM (5). These results suggest that there may be no optimal load, but rather a range of resistances that maximize peak power.

Second, even if there were a single load that maximized peak power, it may be irrelevant because peak power may be an inappropriate parameter to try to maximize during training. Peak power represents a single instant in time during the movement, and may not be reflective of the demands of the movement as a whole. There is a low correlation between peak power and the time taken to complete speed repetitions during the squat (4). After a period of training, peak power in the jump squat may increase without a concomitant increase in jump height (7). While there is some evidence to the contrary (3), average power has a high correlation with tasks performed at a high rate of speed and may be more reflective of demands during the entire movement.

Third, the load that produces maximum power may not provide the greatest transfer to tasks that have different load or velocity requirements. Most athletes (with the exception of weightlifters and power lifters) use resistance exercise as a means to an end—improvement in their chosen sport. Power is the product of force and velocity. For some activities, force may be the dominant contributor to power generated; for others, it may be velocity. Since the greatest improvements in power are specific to the resistances used in training (6), the goal of training should not be to maximize power, but to maximize power output at the resistances found in an athlete's sport. Certain athletes may need to develop power against heavy resistances (e.g., football linemen), whereas others may need to develop power against lighter resistances (e.g., baseball pitchers). And some athletes may need to develop power across a wide spectrum of resistances (e.g., mixed martial artists). Surely, these athletes need to be trained differently.

Fourth, an optimal load for developing power (if one exists) may vary from one person to the next, even if they play the same sport. Improving maximum strength using heavy loads may be the best method for improving power in a relatively weak individual (8), whereas a relatively strong individual may need to switch to more explosive training at lighter resistances to improve power. This information will never be ascertained by examining group mean data resulting from training studies: the “most effective” program is rarely “one size fits all.” Group mean data need to be generalized only to a population that is homogenous with the sample.

In conclusion, there is no compelling scientific evidence to suggest that there is a single, optimal load to develop power. It has been generally accepted for many years that there is no “optimal” load to develop strength. Rather, a variety of training loads should be used in a periodized fashion to elicit superior strength gains. Why should power development be any different?

Sean P Flanagan, PhD, ATC, CSCS

California State University-Northridge, Northridge, California

REFERENCES

1. Baker, D, Nance, S, and Moore, M. The load that maximizes the average mechanical power output during explosive bench press throws in highly trained athletes. J Strength Cond Res 15: 20–24, 2001.

2. Baker, D, Nance, S, and Moore, M. The load that maximizes the average mechanical power output during jump squats in power-trained athletes. J Strength Cond Res 15: 92–97, 2001.

3. Dugan, EL, Doyle, TLA, Humphries, B, Hasson, CJ, and Newton, RU. Determining the optimal load for jump squats: A review of methods and calculations. J Strength Cond Res 18: 668–674, 2004.

4. Flanagan, SP and Salem, GJ. The validity of summing lower extremity individual joint kinetic measures. J Appl Biomech 21: 181–188, 2005.

5. Kawamori, N, Crum, AJ, Blumert, PA, Kulik, JR, Childers, JT, Wood, JA, Stone, MA, and Haff, GG. Influence of different relative intensities on power output during the hang power clean: Identification of the optimal load. J Strength Cond Res 19:698–708, 2005.

6. Kawamori, N and Haff, GG. The optimal training load for the development of muscular power. J Strength Cond Res 18: 675–684, 2004.

7. Mcbride, JM, Triplett-McBride, T, Davie, A, and Newton, RU. The effect of heavy- vs. light-load jump squats on the development of strength, power, and speed. J Strength Cond Res 16: 75–82, 2002.

8. Stone, MH, O'Bryant, HS, McCoy, L, Coglianese, R, Lehmkuhl, M, and Schilling, B. Power and maximum strength relationships during performance of dynamic and static weighted jumps. J Strength Cond Res 17: 140–147, 2003.



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¿Existe una carga óptima para el entrenamiento de la potencia? (I I) A favor (Pro)

Primera parte del artículo (ver introducción en la entrada anterior):

Does an Optimal Load Exist for Power Training?
Author(s):

Cormie, Prue MS, CSCS1; Flanagan, Sean P PhD, ATC, CSCS2

Section Editor(s): Chiu, Loren ZF MS, CSCS, Column Editor

Issue:
Volume 30(2), April 2008, pp 67-69
Publication Type:
[OTHER FEATURES: Point/Counterpoint]
Publisher:
© 2008 National Strength and Conditioning Association
Institution(s):
1Edith Cowan University, Perth, Australia 2California State University-Northridge, Northridge, California

SUMMARY

MECHANICAL POWER CONTRIBUTES TO SUCCESS OF MOVEMENTS RANGING FROM ACTIVITIES OF DAILY LIVING TO SPORT TASKS. RESEARCHERS HAVE ATTEMPTED TO DETERMINE THE LOAD THAT MAXIMIZES MECHANICAL POWER. HOWEVER, DOES TRAINING AT THIS LOAD MAXIMIZE POWER ADAPTATIONS?

Loren Z.F. Chiu, MS, CSCSColumn Editor

PRO

Power training using different loads causes specific changes to the force–velocity relationship that creates variability in the degree to which power output is improved. Several investigations have indicated that training with the load that maximizes power output is more effective at improving maximal power production and athletic performance than either lighter or heavier loading conditions (5, 7, 8). Kaneko et al. (7) examined 4 loading conditions; 0% of maximum isometric strength (Po), 30% Po (the load that maximized power output), 60% Po, and 100% Po. After 12 weeks of elbow flexor training, maximal power production was improved in the 30% Poo and 60% Po groups (26.1% versus 13.8% and 21.7%, respectively) and to a greater extent than the 100% Po group (22.4%). Thus, training with the load that maximized power output promoted all-round improvements to the force–velocity relationship (i.e., increased both maximum velocity and maximum force output), which translated into the most pronounced improvement maximal power output (7). Similarly, Häkkinen et al. (5) reported that explosive body weight jump training (load equivalent to approximately 30% of maximal dynamic strength—the load that maximizes power output in the jump squat [3]) resulted in a 21% increase in jump height after 6 months of training, whereas heavy resistance training (70–120% of 1RM in the squat) resulted in a significantly lower improvement of 7%. Although no doubt exists that increasing an athletes strength level through heavy resistance training directly impacts the ability to generate high power outputs, little evidence exists demonstrating that heavy resistance training is more effective at increasing maximum power than training with the load that maximizes power output. group significantly more so than both the 0% P

More recently, a hybrid theory of combined training using multiple loads has been hypothesized to improve adaptations after power training to a greater extent than single-load programs. Harris et al. (6) compared the effects of high-force (80–85% of 1RM), high-power (30% of Po), and combined (30% of Po and 80–85% of 1RM) lower body training programs. After 12 weeks of training, the high-force group displayed no change in vertical jump peak power or jump height whereas a significant training effect existed for both the high-power and combined groups. No differences existed between the adaptations of the high-power and combined groups, with very similar improvements observed in peak power (2.5% and 2.6%, respectively) and jump height (2.3 cm and 1.8 cm, respectively). Furthermore, an examination of the elbow flexors in untrained males revealed that combined training using 100% and 30% of Po resulted in a significantly greater improvement in maximum power than training with 0% and 30% of Po10). It is unclear whether similar results would be observed in trained athletes or if the combined training program was compared to single-load training at the load that maximized power output (30% of Po). It is important to note that no evidence of work performed by the different training groups was provided in either investigation and thus it is difficult to delineate whether the loading conditions or the magnitude of the stimulus applied contributed to these observations. Furthermore, the impact of combined training has yet to be examined in a trained subject population where the potential for increasing maximal strength is diminished. (19.5% versus 10.0% improvement, respectively) (

Although the exact physiological mechanisms underlying superior adaptations after training with a specific load remain unidentified, it is theorized that the load that maximizes power output provides a stimulus that elicits the greatest improvement in power production due to specific adaptations in neural activation patterns (5,7,8). Several investigations have observed increases in muscle activity to occur at the specific load and movement velocity used in training (5,8). This suggests an increase in neural drive through the selective recruitment of high threshold motor units, increased firing frequency, and/or synchronization of motor units. Because adaptations are most pronounced at the load used in training, the load that maximizes power output provides the best stimulus to elicit the physiological changes necessary to increase maximal power output. Changes in muscle fiber contractile properties have also been postulated to contribute to adaptations following power training however little evidence to this effect currently exists.

A major obstacle to the identification of an optimal load has been the variety of methodologies used to measure power output (2,4). As a consequence, large disparities in the optimal load have been reported leading to ambiguity surrounding the load-power relationship (1,9). Methods reliant solely on kinematic (e.g., linear position transducer [LPT]) or kinetic (e.g., force plate) data have limitations when used for the determination of power output in various movements (2). The combination of kinetic and kinematic equipment (i.e., force plate and LPT) should be used to obtain the most valid representation of muscle power generation during dynamic movements (2,4).

The current literature indicates the load that maximizes power output in a specific movement is the optimal training load to elicit improvements in maximal power output. This optimal load provides a stimulus that results in the greatest improvement in maximal power output due to velocity specific increases in neural drive. Although training with a combination of intensities may improve power output across a greater portion of the force–velocity relationship, the degree at which maximal power output is increased remains unclear. Further examination is necessary to elucidate if improvements to maximal power output and athletic performance differ between single-load and multiple-load training programs in which the total work performed in both programs is equivalent.

Prue Cormie, MS, CSCS

Edith Cowan University, Perth, Australia

REFERENCES

1. Baker, D, Nance, S, and Moore, M. The load that maximizes the average mechanical power output during jump squats in power trained athletes. J Strength Cond Res 15: 92–97, 2001.

2. Cormie, P, McCaulley, GO, and McBride, JM. Validation of power measurement in dynamic lower body resistance exercise. J Appl Biomech 23: 112–127, 2007.

3. Cormie, P, McCaulley, GO, Triplett, NT, and McBride, JM. Optimal loading for maximal power output during the jump squat, power clean and squat. Med Sci Sports Exerc 39: 340–349, 2007.

4. Dugan, EL, Doyle, TLA, Humphries, B, Hasson, CJ, and Newton, RU. Determining the optimal load for jump squats: A review of methods and calculations. J Strength Cond Res 18: 668–674, 2004.

5. Häkkinen, KP, Komi, V, and Alen, M. Effective of explosive type strength training on isometric force and relaxation time, electromyography and muscle fibre characteristics of leg extensor muscles. Acta Physiol Scand 125: 587–600, 1985.

6. Harris, GR, Stone, MH, O'Bryant, HS, Proulx, CM, Johnson, RL. Short-term performance effects of high power, high force, or combined weight-training methods. J Strength Cond Res 14: 14–20, 2000.

7. Kaneko, M, Fuchimoto, T, Toji, H, and Suei, K. Training effect of different loads on the force-velocity relationship and mechanical power output in human muscle. Scand J Med Sci Sports 5: 50–55, 1983.

8. McBride, JM, Triplett-McBride, T, Davie, A, and Newton, RU. The effect of heavy- vs. light-load jump squats on the development of strength, power, and speed. J Strength Cond Res 16: 75–82, 2002.

9. McBride, JM, Triplett-McBride, T, Davie, A, and Newton, RU. A comparison of strength and power characteristics between power lifters, Olympic lifters and sprinters. J Strength Cond Res 13: 58–66, 1999.

10. Toji, H, Suei, K, and Kaneko, M. Effects of combined training loads on relations among force, velocity, and power development. Can J Appl Physiol 22: 328–336, 1997.

17 ene 2009

¿Existe una carga óptima para el entrenamiento de la potencia? ( I ) Introducción

Dos cosas que nos ayudan a conformar nuestras opiniones y sentido crítico, son eso mismo: opiniones y críticas. Resulta reconfortante leer un artículo científico, (a veces incluso nos conformamos con el abstract obviando mucha información) y asimilar rápidamente unos resultados que parecen incontestables. Y qué decir, cuando nos dan una conferencia/clase/etc.. de las que te borran de un plumazo ciertas dudas que no dejaban despejar la incognita de una molesta "ecuación de conocimientos"; y piensas: ahora veo la luz. Pues resulta, que es más que probable que, no a muchos kilómetros de esa clase, no a muchas estanterías de donde está colocada esa revista, y no a muchos "http" de esa página de internet; encontremos una información quizás tan bien fundamentada como la que acabamos de recibir, pero con una dirección diferente o incluso opuesta. Los puntos de vista en el ámbito académico, cuando están bien fundamentados, resultan de lo más interesante sobre todo para tomar un poco de aquí y de allá, ayudándonos a no ser tan conformistas y si más reflexivos.

Utilizaré lo dicho en el párrafo anterior, para dar motivos a las dos próximas entradas, que consisten en no más de un artículo (repartido en ambas), más concretamente un Point/Counterpoint que pertenece al número de Abril de 2008 del Strenght and Conditioning Journal. Aprovecho para recomendar la lectura y consulta frecuente de esta revista para quien no lo realice, y que a mi parecer , aunque no tenga la rigurosidad de su "hermano" mayor, el Journal of Strenght and Conditioning Research, es una publicación que simpre tiene artículos con buena documentación, con buenas ideas, y que resulta en una mezcla de calidad, aporte de recetas bien fundamentadas, reflexión, y crítica.

El artículo, consiste en la argumentación por parte de los dos autores con diferentes puntos de vista sobre la pregunta que se plantea ¿Existe una carga óptima para el entrenamiento de la potencia?. Así, una opinión se fundamenta a favor (Pro) y la otra en contra (Con). Esta estructura de artículo, se repite en distintos números de la publicación, pero he escogido este, porque creo que es una pregunta que nos debemos hacer a la hora de cuantificar las cargas para el desarrollo de esta manifestación clave de la fuerza en los deportes. No me culpeis (centraros en el sistema educativo) si el texto está en inglés, está claro que es el idioma de divulgación científica, por lo que debemos obligarnos a leerlo para actualizarnos.

Como conclusión para dejar paso a las entradas con los textos, tras su lectura, considero que como decía más arriba, cogiendo un poco de aquí y de allá, los dos autores están más cerca entre sus opiniones de lo que que puede parecer, o al menos, parte de los conceptos se pueden compartir y tener en cuenta a la hora de cuantificar este tipo de cargas entrenantes. Es así, que los estudios que se citan en el Pro, y que aportaban datos sobre ganancias de potencia en entrenamientos con las cargas que registran los valores más altos de dicha manifestación, quizás también tengan resultados similares (apreciación personal) relacionándolo con lo que se concluye en el apartado Con, una desviación o variación de las cargas, ya que creo que no será demasiado viable entrenar con la carga de potencia óptima siempre, y que la dependencia de la variabilidad de acciones de la disciplina deportiva, también condiciona escoger distintas cargas relacionadas con distintos valores de potencia siempre que no constituyan entrenamiento vacío.